Su reacción electroquímica es irreversible, ya que una vez descargada, la batería no puede volver a cargarse. El litio se puede asociar a gran variedad de cátodos para producir una batería, siendo los más extendidos Li-FeS2, Li-SO2 o Li-MnO2. En todo caso, la selección de la química dependerá de la aplicación. Las ventajas del uso de este tipo de baterías son el alto nivel de tensión y su estabilidad, la capacidad flexible, la temperatura de funcionamiento, su larga vida útil, una alta densidad de energía y la no incorporación de metales pesados. Su larga vida operativa y su alta densidad energética convierten a esta tecnología en una alternativa ideal para la alimentación de nuevos dispositivos asociados al vehículo eléctrico, la domótica, sistemas de metering y las smart grids.